La diferencia entre ser FELIZ o no, radica en la ACTITUD con que afrontas tus problemas.

La diferencia entre ser FELIZ o no, radica en la ACTITUD con que afrontas tus problemas.

Muchas veces te desesperas por la cantidad de problemas que tienes que afrontar diariamente: en el trabajo, en la casa, en cualquier otro lado. Parecería que fueras de problema en problema; no terminas de salir de uno cuando ya aparece otro.
En esos momentos sueles decir: ¡Que feliz sería si no tuviera tantos problemas! Sin embargo, este es un enfoque equivocado. Mientras vivas, la vida te presentará inevitablemente problemas para resolver, y el hecho de ser feliz no está relacionado con la existencia o no de problemas, sino con la manera en que los enfrentas.

Piensa un poco en ¿qué es una situación problemática?
Se dice que tienes un problema cuando algo no se produce de la manera que te gustaría. No ganas lo que te gustaría, tus hijos no se portan como te gustaría, o simplemente el tránsito no avanza tan rápidamente cómo te gustaría. ¿Es posible que todo ocurra de la manera en que a ti te viene bien?
Obviamente que no, aunque más no fuera por la razón de que muchas veces lo que es el beneficio de uno es el perjuicio del otro.

Entonces comprende que los problemas son una parte ineludible de la vida. Si quieres vivir, tienes que enfrentar y afrontar problemas. Pero no debes verlo como un mal irremediable, sino como una oportunidad para superarte. Cada problema es una oportunidad para ejercer tu razonamiento, que es la manera de crecer.

Ejercer tu razonamiento con un problema, no significa necesariamente tener que resolverlo. Tal vez lo que debas hacer es ignorarlo.
Con cada problema que se te presenta, tienes dos opciones: resolverlo o ignorarlo.

Existen distintos tipos de problemas, y a menudo se presentan varios simultáneamente. Sería una cuestión sin sentido tratar de resolver todos sin que falte uno.

Cuando tienes que enfrentar varios problemas al mismo tiempo, lo primero que tienes que hacer es jerarquizar los mismos. Habrá algunos más importantes y otros que lo son menos. Tus recursos no son ilimitados y es probable que, al tratar de solucionar los menos importantes, comprometas la solución de los más urgentes. Entonces sería una decisión sabia, ignorar aquellos problemas que de momento no te son tan importantes.

Una vez establecida una jerarquía de problemas y determinado cuáles vas a tratar de resolver y cuáles vas a dejar para más adelante o para nunca, no te queda otra alternativa que comenzar a tratar de resolverlos. Es en este momento cuando realmente está en juego la posibilidad de ser feliz; la diferencia entre ser feliz o no, radica en la actitud con que afrontas tus problemas.

Hay tres actitudes con las que puedes encarar la resolución de tus problemas:

- Soy incapaz de solucionar algo.
- Todo es demasiado difícil para mí.
- Algunas cosas podré resolver y otras no.

La última opción es la ÚNICA que te puede ayudar a tener más felicidad en tu vida.