¿Cómo me deshago de mis excusas?
“La peor mentira es cuando te mientes a ti mismo”
Para eliminar el auto sabotaje que representan las excusas inconscientes, primero tienes que identificar bien el programa que has generado de excusas, descubrir que tan sofisticado has llegado a ser en el arte de tomarte el pelo a ti mismo.
Comparto contigo una técnica de PNL, que puede ayudarte a deshacerte de tus excusas inconscientes:
- Identifica un resultado deseado:
Tal vez quieras cambiar de forma de vida, comer sanamente, hacer deporte, ser más productivo, cualquier cosa que desees y sepas que es bueno para ti. Algo que sirva para mejorar y ser mejor en el sentido que prefieras. ¿Ya lo tienes? Pues bien, ahora represéntate a ti mismo, alcanzándote tu meta, siéntelo detalladamente, visualiza el logro obtenido y que te estás viendo aquí con tu meta alcanzada.
2. Salta de la escena y reflexiona acerca de las excusas o tus “peros”
Ahora piensa:
- ¿Por qué no lo has logrado?,
- ¿Cuál es la razón por la que no lo has hecho?,
Permítete que tu mente de todas las excusas o razones necesarias para no hacerlo.
Si te preguntas:
- ¿Qué me detiene?
- ¿Por qué es tan difícil?
- ¿Qué tan importante es para mí el alcanzarlo y cuál sería el beneficio?
Te será más fácil encontrar las excusas que están limitándote. Busca esas “razones” y evalúa cuales son reales y cuales son solo excusas.
¿Está en mis manos resolver el problema?
¿Qué tendría que hacer?
¿Quiero realmente lograrlo?
- Analiza (las excusas) tus respuestas a estas dos ultimas preguntas
(Aléjate de la escena, no te identifiques con los logros y observa los mecanismos de las excusas) Evalúa todo lo que sientes y te venga a la mente, has un esfuerzo por detectar hasta las ideas que estén en el borde tu consciencia. ¿Son tus excusas buenas?
Si tienes una solución para lograr tu objetivo y no dependes de nadie en especial:
- ¿Cuándo lo iniciarías?
- ¿Qué sientes cuando usas excusas para cosas que realmente te convienen y darte cuenta ahora, de que si puedes realizarlo?
- Acepta tu capacidad para excusarte y tu capacidad para darte cuenta de ello y resolverlo.
Si en el punto pasado nada sucedía, o no sabes bien que pensar, pero no te gusta, es probable que todavía no aceptes tu capacidad para generar y usar excusas. Piensa que en realidad es bastante natural, es un sistema de defensa contra lo desagradable o incluso doloroso. También piensa que lo mejor es descubrir las excusas más que excusarse de hacerlo.
(Cuidado porque existen excusas de las excusas).
No pienses si está bien o mal, trata de ser imparcial, como un investigador o un científico, no vas a juzgar si no vas a aprender de ti mismo y del programa de excusas. Trata de desmenuzar el sistema de excusas, de encontrar sus mecanismos y conocerlos bien para que no te tomen desprevenido. Ahora relájate, cierra tus ojos y piensa en tu excusa o excusas y visualízalas. Date cuenta que tan validas son. Si consideras que no valen la pena, respira profundo, y cada vez que exhales mueve esas imágenes lejos de ti, poco a poco, hasta que desaparezcan o casi no las puedas percibir.
Ahora tu espacio está libre de ellas. Retoma y visualiza en este momento la imagen tuya con tu meta ya alcanzada, Respira profundo e instálala enfrente de ti, a una distancia adecuada, donde te sientas motivado y satisfecho de saber que la puedes lograr.
- Evalúa tu sistema de excusas y aprende de ellas
Ahora, te habrás dado cuenta que tu mente ya tenía un sistema funcionando sin que lo notaras, ¡asombroso! Tu mejor herramienta al final del proceso es evaluar las excusas con una honestidad que pueda estar por encima de ellas, una honestidad que sea funcional. La intención no es sentirse mal, mucho menos castigarse, la honestidad debe servir para saber qué excusas pueden funcionar, cuáles no, y cuales hay que ajustar. Sin este paso final, nada de lo anterior sirve, procura cuestionarte siempre tus razones, una mente autocrítica es la mejor aliada en contra de las excusas inconscientes.
¡¡Las ideas no funcionaran a menos que tú creas en ellas!!
Recuerda practicar cada día, hasta que estas técnicas se incorporen y formen parte de tus hábitos, sobre todo cada vez que no estés logrando algo que quieres. Una parte muy importante es jugar con tus excusas, seguirles el juego hasta ver si realmente se trata de excusas injustificadas y si lo son, trabajarlas para que dejen de serlo, hay que denunciarlas y condenarlas por ser excusas, esto solo logrará que tu mente intente ocultarte que son excusas. Cuando descubras una excusa, trata a tu mente como si fuera un NIÑO, simplemente muéstrale el camino correcto sin demasiado alboroto, como si su excusa fuera un juego en el que se distrae y un reto a vencer, para mejorar tu calidad de vida.
Todos los días escuchamos a personas dando excusas por todo, excusas por llegar tarde, excusas por olvidar citas pendientes, excusas por no hacer suficiente ejercicio, excusas de por qué no han logrado el éxito económico deseado, excusas sobre por qué sufren de exceso de peso, excusas por no haber estudiado una carrera, excusas por ser pobres, excusas por no haber logrado una meta, excusas por no ganar un partido, excusas por haberse divorciado, excusas por no conseguir un empleo y una interminable lista de pretextos y excusas que solo logran convertir a quien las dice en un individuo subdesarrollado. .
Todas las excusas buscan justificar algún tipo de acción mediocre que hemos cometido o que estamos cometiendo. Seguramente tu conoces por lo menos a una persona que en algún momento, tratando de explicar un fracaso, ha señalado con su dedo a otras personas para culparlas de su error.
Si pagaran por decir excusas seríamos millonarios
La mayoría de las personas, por no decir todas, poseen un variado arsenal de justificaciones, excusas, mitos, mentiras, suposiciones y disculpas para justificar cualquier tropiezo, error, irresponsabilidad, impuntualidad o cualquier historia que se nos cruce por la mente.
Para la persona mediocre, su fracaso es el resultado de la discriminación, o del sistema, o de la falta de amor por parte de su familia, o de apoyo por parte de los amigos, o de la envidia de los demás, o simplemente de la falta de oportunidades. Los menos atrevidos culpan al destino, mientras los más sofisticados culpan a la situación económica, al sistema político o a las tendencias globales.
Los más cínicos profesan que "no es lo que uno sepa sino a quién conozca". Los resignados aceptan que "lo que ha de ser para uno será para uno, y que si no ocurre, pues no era para uno, y por algo será, y a lo mejor no me convenía, y...", o que "lo importante no es ganar o perder, sino haber tomado parte en el juego".
Toda una serie de diferentes maneras de justificar su mediocridad (personas que medio creen en si mismas) que los exonera de toda culpa. Para todos ellos, sus fracasos parecen siempre ser el resultado de una conspiración de la sociedad en su contra.
Si yo pudiera... si yo tuviera...
La actitud más cómoda de un “especialista en excusas”, es encontrar culpables por sus fracasos y no aceptar la responsabilidad de sus errores. Estos individuos tienen la mala costumbre de no afrontar su responsabilidad ante la vida y culpar al sistema político o económico, desde un confortable sofá frente al televisor. Son los mismos que culpan a su país por tener oportunidades, culpan a la sociedad por sus desgracias, culpan al sistema económico por su pobreza, culpan a su familia y a sus hijos por no tener tiempo para sí mismos, etc.
Las excusas son tan peligrosas que pueden convertirse en fantasías o suposiciones, hasta el punto de arrastrar a quien las dice, hacia un verdadero callejón sin salida, por ejemplo:
- Si yo tuviera mucho dinero haría...
- Si yo tuviera un título universitario sería...
- Si yo viviese en el extranjero podría...Si yo pudiera tener un coche...
- Si yo me ganara la lotería haría...
- Si yo...si yo...si yo...si yo...
y una lista de suposiciones, fantasías o excusas para no tener lo que se desea en la vida y que solo logran hacerle daño a quien las dice o las piensa.
Excusas, excusas, excusas... ¿Cómo curarse de ellas?
La excusa es una especie de enfermedad, que se apodera de un individuo y este la propaga como un virus por toda la sociedad hasta convertir a un país entero, en una nación subdesarrollada. El medicamento más eficaz para eliminar las excusas es simplemente aceptar en un 100%, la responsabilidad de nuestros errores y faltas, sin pretextos.
Esta actitud proporciona poder y te hace sentir dueño de ti mismo, la responsabilidad abre tu mente a nuevas oportunidades y te obliga a aceptar el compromiso ineludible con tus metas y aspiraciones. Si decides hacerlo, encontrarás el camino hacia la realización de todos tus sueños. Si quieres que las excusas no sigan inundando tu vida de fracasos y mentiras, ponte en acción y comienza a hacer realidad todo lo que tienes planeado.
“Si quieres que se cumplan tus sueños, no debes quedarte dormido”
Cada vez que damos una excusa no se avanza sino que se retrocede, porque las excusas nos limitan. Cuando nos sentimos habitualmente deprimidos, impotentes o inútiles, es como si un gran letargo se apoderara de nosotros. Nos sumergimos en un mar de desesperación. Y es mejor quedarse tranquilo que intentar salir adelante.
Las excusas son la razón fundamental de la inacción.
Confiamos en las excusas para evitar los riesgos, para explicar el fracaso, para resistirnos a los cambios, para proteger nuestro amor propio.
La excusa es una forma de decir: "No es culpa mía".
El truco para dejar de poner excusas consiste simplemente en dejar de ponerlas y asumir la responsabilidad de nuestros éxitos y de nuestros fracasos. Existe la tendencia a pensar que las excusas son un salvavidas para salir de situaciones difíciles y embarazosas, ante estos escenarios de la vida hay que entrar en acción para seguir adelante.
No demos excusas cuando es por causa de nosotros mismos, aprendamos a aceptar nuestras debilidades y no que otros aprendan a aceptar nuestras excusas. Cuando llegues tarde a una cita o al trabajo, no le eches la culpa a la lluvia, sal de tu casa más temprano si ves el cielo nublado o ten un paraguas a mano. Cuando te quedes sin dinero, no le eches la culpa al gobierno o a la crisis, ahorra, busca un empleo extra o emprende un negocio propio. Cuando no consigas empleo, no culpes a los demás por tu fracaso, mejor aún, levántate del sofá, capacítate, haz que las cosas sucedan, es hora de despertar, de asumir las responsabilidades.
Recuerda que no existen excusas para no triunfar y que las cosas que más deseas pueden hacerse realidad si tú haces que se hagan realidad.
Nos encontraremos nuevamente en Septiembre con MUCHAS novedades.
¡Hasta pronto!...y recuerda:
“Proponte ser inmensamente FELIZ, al menos que tengas otros planes”
Agustina
E-mail: graphocoach@graphocoach.com
Skype: GraphoCoach
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